Jeepney blues



Espero en una acalorada parada de Imus la llegada del Jeepney que me llevará a mi destino. Es raro ya que no hay ninguna señal que indique que esta es una parada, pero la gente local lo conoce muy bien. Si algo he aprendido de mi estancia aquí es que hay que actuar como ellos, como los kabitenyos harían. Aguardo alrededor de un cuarto de hora a pleno sol. Todavía no he adoptado la costumbre de traer conmigo un paraguas para protegerme y por eso el moreno que tengo cada vez es más evidente.

Por fin llega mi Jeepney y me subo casi en marcha. Todo vale con tal de evitar el tráfico. Me siento en un pequeño hueco que hay entre un niño y una señora de mediana edad. Les agradezco su amabilidad con una amplia sonrisa. Estos vehículos son capaces de transportar unas veinte personas en medio de pequeños traqueteos parecidos al compás del blues más irreverente. Aquí uno no compra su billete al subirse, nada de comprarlo con anterioridad. Te subes, te sientas y automáticamente le pagas al compañero del conductor. Le di unos veinte pesos y él me devolvió cinco. Su forma de mantener los billetes en su mano me fascinó. Los doblaba por la mitad, horizontalmente, y los sujetaba entre los huecos de sus dedos según el color que tenían. Con precisión devolvía el cambio. De pronto me doy cuenta de que es sordo, tras su oreja izquierda lleva un audífono. El niño de al lado me susurra algo como <<deaf ate!>> confirmando mi observación y dirigiendo su mirada al copiloto.

La magia de la gran urbe envuelve al vehículo que se encuentra rodeado de otros como él en un atasco monumental. Nada se puede hacer, únicamente desear que todo acabe. Parece que llegamos al lugar donde se ha iniciado el embotellamiento. Los semáforos no funcionan y un valiente policía se sitúa en el cruce de entrada y salida a la autovía para regular el tráfico típico de la hora punta. Sus manos y un silbato son sus armas para lidiar con la cantidad de automóviles que esperan su turno. Por fin es el nuestro y a ritmo de If trouble was money de Albert Collins continúa su camino.

Corre

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Orieke tiene miedo, no sabe qué es lo que le espera tras esa valla. Muchos están como él, temblando, sin saber qué hacer, cómo reaccionar ante la gesta que están a punto de realizar. De su valentía dependerá su futuro y probablemente el de su familia. Orieke forma parte de los individuos mejor preparados de su país, llegar hasta allí no ha sido fácil. Ha pasado muchos obstáculos que nadie sabe, su salud se ha visto perjudicada en numerosas ocasiones, esta es su última oportunidad. Junto a él hay cinco africanos más con la misma ansia de pasarla.

Llegan a visualizar cómo lo harán: rápido, silenciosamente, sin fallos. Cualquier error puede apearles de un futuro soñado por todos y conseguido por muy pocos. Besar la gloria está a tan solo unos metros de distancia, a escasos minutos de empezar. Están semidesnudos, agazapados, esperando la señal para saltar la valla. Antes de empezar se oyen unos pequeños susurros, son los amigos y compañeros que dejan atrás. Apuestan sobre quién lo conseguirá primero. Se escucha un disparo, pero tranquilos, nadie resulta muerto o herido, sólo anuncia el inicio de la competición más importante de sus vidas.

Conferencia de Roberto Casati sobre la saturación digital

Photo credit: <a href="http://foter.com/re/f95b18">Foter.com</a>


Llevo algunas semanas sin publicar nada en mi blog y no es porque haya dejado de escribir en todo este tiempo, podría decir que incluso he mejorado mis hábitos y estoy escribiendo más asiduamente. El problema es que lo estoy combinando con otras actividades que me quitan el tiempo para corregir mis textos.

Uno de los eventos a los que asistí esta semana por ejemplo, fue una charla titulada Contra la saturación digital. Debates sobre el futuro del libro. Se trataba de una charla enmarcada en los actos alrededor del libro que el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) lleva organizando durante este año. Me pareció una buena excusa para aprender más sobre este instrumento tan valioso para la cultura. El evento se dividía en dos partes: la primera, que es la que os contaré, era una charla del filósofo italiano Roberto Casati y la segunda, un debate con los escritores Jordi Puntí y Sílvia Soler.

Roberto Casati ha escrito el libro Elogio del papel: contra el colonialismo digital. Su preocupación o interés (depende de cómo se mire) por el porvenir del libro vino a ráiz del nacimiento de sus hijos. Desde su punto de vista la tecnología ha revolucionado nuestra forma de vida, pero su aplicación práctica en los diferentes ámbitos ha sido muy dispar. Un ejemplo de éxito es el caso de la fotografía que ha experimentado un boom gracias a los smartphones y a las redes sociales. En cambio, un fracaso sonado es el del voto electrónico que se ha estado asociando con casos de manipulación. 

Según algunos estudios, el ser humano necesita invertir alrededor de dos mil horas para aprender a leer. Se trata de una de las agresiones más grandes que se realiza al cerebro. La sociedad apuesta por una gran inversión en este sentido y más tarde esta crea demandas de lectura. Desde el punto de vista del filósofo italiano, el factor familiar a veces no es suficiente, es decir, no siempre ocurrirá que te convertirás en un gran lector  si tus padres lo son. La escuela debe ser la gran factoría de lectores.  Piensa que se destinan insuficientes horas a la lectura en el colegio. A la vista está que esta actividad ayuda a la creación de emociones y a la empatía, sobre todo si lo que se lee son textos de alta complejidad.

En cuanto al eterno debate del libro en soporte papel o digital, Roberto Casati apuesta totalmente por la primera opción. Dice del libro en papel que permite fijar la atención del lector y que sirve para recordar lo que hemos leído. ¿No os ha pasado que os acordáis exactamente de aquella palabra o frase que se encuentra en la página par en la esquina superior derecha?

Otro de los puntos que expone es que cuanto más nativo digital es una persona más multitarea es. En su forma de concebir las cosas el concepto multitarea no existe ya que hay actividades dentro de ese multitasking que ya realizamos insconscientemente. Los cambios de actividad lo que realmente provocan son un enorme consumo de tiempo y energía. Casati aboga por realizar una tarea a la vez. Habitualmente las personas que realizan multitarea son personas que se distraen mucho y que tienen dificultades para cumplir con aquello que se les pide.

Me gustó mucho un símil que mencionó relacionado con los barcos de vela y el soporte en papel. Todo el mundo pensaba que desaparecería el barco de vela tras el descubrimiento del petróleo. Está claro que ahora el número de barcos de vela ha disminuido, pero hoy en día siguen siendo muy útiles. Es más, se realizan grandes inversiones tecnológicas, para hacerlos más rápidos, e incluso en lugares lejanos de difícil acceso las pequeñas embarcaciones movidas por el viento abastecen a poblaciones remotas. Defiende la coexistencia del soporte de papel y el digital como medios para difundir la literatura.

Por último os comparto un par de links interesantes que Roberto introdujo al inicio de su charla y que creo que pueden ayudar a visualizar el momento en que el libro se encuentra:

  • Spritz Reading es una web que ayuda a leer progresivamente a una velocidad cada vez mayor hasta conseguir el objetivo de setecientas palabras por minuto. Su mecanismo es fácil. Cada palabra tiene una letra marcada en rojo de forma que el cerebro asocia cada palabra con una letra del abecedario. Hay que añadir que nosotros no movemos los ojos para leer con este sistema sino que es la palabra quien lo hace economizando nuestro esfuerzo.  Según Roberto Casati serviría para la lectura del quince por ciento de los textos aunque no detalló las características que estos debían cumplir.
  • Nos mostró una escena de la película La télévision l'oeil de demain. Os invito a que la miréis porque se trata de un film muy visionario. En la película se creía que acabaríamos viendo imágenes en un dispositivo portátil (televisión) cuando lo que realmente hacemos hoy en día es leer contenido (móvil)
  ¿Pensáis que ya ha llegado la gran revolución al mundo del libro? ¿Cómo véis su futuro?