I want the moon and a dessert spoon!

Photo credit: Luz Adriana Villa A. via Foter.com / CC BY
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I want the moon and a dessert spoon,
Love and a forbidden kiss
I want the sun and my gorgeous bun,
Respect and a deserved bow
I want Mars and a life plenty of scars,
Memories and people to share them with

All I want is the moon and my dessert spoon!

Medio Sol Amarillo de Chimamanda Adichie



Se trata de una novela que catapultó a la fama a esta escritora nigeriana valedora de varios premios internacionales y voz activa del colectivo feminista y africano. Es la segunda novela que leo de esta autora, la primera, Americanah, supuso para mí un descubrimiento de sus dotes literarias. Me sorprendieron su franqueza y la fuerza que transmitía su mensaje: nadie dijo que la vida en Estados Unidos fuera fácil y menos para una inmigrante africana de cabello natural. Americanah marco en mí una nueva etapa de descubrimiento de mis orígenes y también impulsó mis ganas de volver a escribir. Por estas razones decidí apostar por la lectura de otra de sus novelas escasos meses después de finalizar la primera.

Medio Sol Amarillo explica la vida antes y durante la Guerra de Biafra de varios miembros de una misma familia en que las hermanas Olana y Kainene tienen encuentros y desencuentros y sus parejas, Odenigbo y Richard, intentan encontrar su destino dentro del nuevo escenario. Entre todos estos conflictos a mi modo de ver, sobresale la figura de Ugwu un chico contratado por Odenigbo para que sea su asistente de hogar y que le vemos evolucionar página tras página. Se trata de un elemento clave de la novela ya que es una especie de segundo narrador capaz de descifrar los sentimientos del resto de protagonistas.

Una de las cosas que me animó a leer esta novela también es el hecho que la historia transcurre en Nigeria y que trata el espinoso tema de la Guerra de Biafra. Antes de leer la historia mis conocimientos sobre el conflicto bélico eran bien escasos. Es una contienda que sucede entre los años 1967 y 1970 en el sureste del país en que lucharon las fuerzas biafreñas (de etnia igbo) por su independencia contra Nigeria (de otras etnias como podían ser los yoruba y los hausa), que deseaba la no separación de esa región. En Medio Sol Amarillo a parte de conocer las vidas de sus protagonistas y los cambios que sufren, se relatan los estragos causados por el conflicto armado como fueron el desabastecimiento, las informaciones cruzadas, la matanza de miles de civiles y el ferviente patriotismo de los participantes en la guerra. Personalmente me resultaba difícil imaginar que hace no muchos años en el país del que soy originaria se vivieron este tipo de escenas y que mi familia probablemente sufriera sus consecuencias muy de cerca.

Recomiendo esta novela encarecidamente a aquellas personas que quieran conocer más atentamente una de las guerras que marcó el porvenir de África durante el siglo XX tras la independencia colonial de Gran Bretaña. La cantidad de detalles que se dan del día a día antes y después del conflicto revelan la gravedad del asunto y la intervención de países vecinos y del primer mundo, los cuales abastecieron de armamento y ánimo a ambos bandos. Se trata de una lectura obligada para aquellos que deseen saber el lado más humano de la guerra, el de sus muertos y sus desplazados y sus vidas rotas por otra gran barbarie perpetrada por el hombre.

Tori Young

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Desde su ventana del barrio de Gracia respira aire limpio tras largas sesiones de yoga, nadie le dijo que emprender una nueva vida en Europa fuera fácil, pero tenía que intentarlo. Se sentía apagada, con poca perspectiva de mejora de su situación en Estados Unidos y decidió dar una vuelta de tuerca más a su vida. Dejó atrás sus seis años de experiencia en un famoso bufete de abogados que nada le aportaba para apostar por el yoga, una disciplina con la que empezó a la vez que sus estudios en la universidad. Su técnicia fue mejorando con el paso del tiempo hasta que finalmente descubrió en el Bikram yoga una vía de escape a su ajetreada vida.

El Bikram yoga consiste en la práctica de 21 asanas o posturas en condiciones extremas de cuarenta y un grados de temperatura y cuarenta por ciento de humedad. Vibraba con esas sesiones exigentes que le servían para dejar atrás esos días tan poco productivos en la oficina que tenían su recompensa con noventa minutos de práctica yóguica. Un buen día recibió muy buenos comentarios de su profesora que le propuso tomar cursos de impartición del Bikram, recibió de tan buen agrado la proposición que no lo dudó y pensó que sería una buena antítesis a su trabajo estresante del día a día.

Barcelona era el colofón final al cambio de aires que necesitaba y que había iniciado tras convertirse en profesora. La propuesta surgió en el propio centro donde practicaba, la escuela quería abrir un nuevo centro, esta vez en Europa, para expandir su área de influencia. No se lo pensó dos veces y aceptó el puesto, con ello dejó atrás su vida anterior definitivamente. Aquí en Barcelona podía ser otra, para ella no suponía empezar de cero sino desatar por fin la pasión que sentía por lo que hacía y que no era capaz de expresar en su tierra. Se sentía liberada de las raíces que le susurraban que el trabajo duro la haría feliz. En el esfuerzo solo encontró monotonía, inconformidad y deseos de cambio. Uno podía ver en sus expresiones que era una persona totalmente distinta con deseo de ser libre y vivir esta nueva experiencia. Las clases de yoga las impartía en horarios muy variables de mañana y de tarde que complementaba con su práctica diaria en el centro también y todavía le quedaba tiempo para tener un nuevo círculo de amigos que frecuentaba asiduamente y  para aprender nuevos idiomas, como eran para ella el castellano y el catalán. Sentía que el barrio de Gracia le aportaba un plus a su experiencia de vida , un lugar familiar a la vez que una alternativa. Lo mejor, su variedad cultural e independiente, olía a fusión de la vieja Europa y el Mediterráneo y lo peor, el ruido nocturno derivado de los bares abiertos hasta tarde que reducían sus horas de sueño y bienestar.

Ahora se encontraba en casa mirando por la ventana, viendo pasar a los traseúntes, tras una intensa jornada de yoga, mientras de fondo suena música de jazz y la lavadora centrifuga a ritmo de trompeta estridente. No le tenía miedo a nada y su corazón latía como nunca, por primera vez se sentía viva y tomaba las riendas de su destino que parecía estar más ligado al Mediterraneo que a la bahía del río Hudson.