Bajo tu paraguas

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La lluvia parecía presagiar el largo y estresante día que iba a tener, mis pies mojados también lo presentían, mi mente solo me pedía unos calcetines secos con los que reavivar el buen humor que perdía a una velocidad increíble, mis ganas por que llegara el fin de semana se habían desvanecido. Ocho horas de oficina con la vista puesta en el cierre de mes, esos días que tanto odiaba, ¿por qué todo se dejaba para el último momento?

Tras finalizar mi día únicamente quería darme una ducha caliente al llegar a casa y tomar un té aromático para entrar en calor. Mi sorpresa fue ver que mi pareja me esperaba sujetando un paraguas de color rojo (la lluvia todavía continuaba haciendo de las suyas) además de un par de calcetines y calzado seco. Trajo su coche por lo que allí mismo pude cambiarme. Propuso llevarme a casa para que pudiera entrar en calor, pero nunca pensé que sería en sentido literal. Al llegar a casa me tomé una ducha caliente con la que quería dejar atrás el mal día que tuve, él miraba la televisión mientras esperaba. Cenamos en un largo silencio hasta que finalmente decidí romper el hielo:

-Lo siento, he tenido un mal día, menos mal que viniste a mi rescate, ha sido todo un detalle.

-Ya sabes que no es nada y que por suerte el día todavía no ha acabado. ¿Qué te parece si vamos al 33/45?

El 33/45 era un bar musical que no encantaba a los dos: buena música sin cesar en un ambiente en el que él y yo podíamos ser nosotros mismos. Acepté por supuesto su proposición y nos dirigimos a pie. Canciones y más canciones sonaron sin cesar mientras nuestros cuerpos se unían en coreografías improvisadas. Sentíamos que todos los ojos estaban puestos en nosotros, la pasión que transmitíamos pocas veces se había visto antes, lentamente dejamos de escuchar la música ya no nos importaba si ahora iba una rápida o una lenta, simplemente nos acercábamos más y más, algo más allá de lo explicable nos atraía, ajenos a las miradas indiscretas.

Notaba que mi cuerpo deseaba el suyo, sentía su calor, el que tanto me había faltado esta mañana y quería más. Él se acercó a mí y me dio un beso sujetando mi espalda y mis manos rodeaban su cuello, noté sus dedos deslizándose más allá de donde acababa mi espalda y cantidad de cosas pasaron por mi mente, sus ojos brillantes y provocadores, su sonrisa socarrona. Todo eran señales hacia mí de que él me deseaba. Le tomé de la mano y le guié por mi cuerpo hasta llegar a mi ombligo algo que él no menospreció. Volví a tomar su mano, esta vez para cerciorarme que todo estaba bajo control y corrimos hacia el rincón más apartado de la pista de baile, una barra del bar que únicamente se utilizaba para eventos especiales.

Allí pudimos dar rienda suelta a nuestros deseos, él me levantó y me sentó en la barra y empezó a levantar mi camiseta a la vez que me miraba a los ojos. Me dejó con la miel en los labios, simplemente la levantó un poco para dar escasos pero poderosos besos alrededor de mi ombligo que aumentaron mi temperatura y el deseo de que continuara ese juego. Aprovechó la luz tenue para desabrocharme el botón del pantalón y bajarme la cremallera. En un momento de destreza logró distraerme y liberar también el sujetador, mi sorpresa fue mayúscula al ver como poco a poco dejaba de estar en su lugar. Utilicé mi impotencia para sacarle la camiseta y él hizo lo mismo con la mía, fue cuando entonces la locura acabó de desatarse. Él se subió también a la barra para acostarnos en ella y continuar con nuestra pasión. Besos y caricias se entrelazaban con la música, además de susurros difíciles de descifrar por el alto volumen de las melodías, las caricias eran cada vez más intensas, irrefrenables, pero algo interrumpió nuestro deseo, más bien alguien: el dueño del bar.

-Chicos, gracias por el espectáculo pero ya es hora de que os vayáis a casa para acabar lo que empezasteis, no os quiero volver a ver por aquí, habéis asustado a toda la clientela.

Ajenos a lo que sucedía a nuestro alrededor, los asistentes a nuestro improvisado show se sentían muy avergonzados, decidieron salir del local no sin antes reclamar la devolución de su entrada. Ambos nos vestimos deprisa, no sin antes mirarnos mutuamente para comprobar que la llama continuaba prendida, que, si no podía ser en el bar, sería en casa.

4 comentarios:

  1. ¡hola!
    Me ha gustado tu relato, me ha parecido muy realista :) Era difícil este reto por el hecho de que se trataba de montar escándalo público y ha sido el único relato que he leído que ha terminado como se esperaba jajaja Nos seguimos leyendo :) ¡Besitos sonámbulos! ⭐️🌙

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  2. ¡Hola! No sabía muy bien como enfocar este relato porque se trataba de describir, insinuar y enseñar poco :) Prometo no tener un final tan predecible la próxima vez. ¡Ahora mismo te leo!
    Besos ;)

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  3. La verdad que es el relato del reto 2 que acaba de la forma más realista posible XD Y está muy bien escrito... La verdad, aunque suene muy tonto, a mí me da vergüenza escribir sobre este tema y de momento me lo he saltado, ¡qué envidida! ¡Saludos!

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    1. ¡Hola! Parece que se borró el comentario que te puse... Este relato me costó escribirlo y suprimí varias líneas que tenía ya escritas para dejarlo light. Te animo a que lo intentes ya que un escritor tiene que ser capaz de escribir sobre cualquier cosa. No descarto volver a escribir otro relato de la misma temática más adelante para seguir practicando. ¡Saludos!

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