Noches largas

Imagen difuminada de una calle de noche donde únicamente se pueden apreciar las diferentes luces.
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Recuerdo aquellas noches estrelladas en las que tú me mirabas. El toque de queda marcaba nuestros encuentros. Cuando eso sucedía era sorprendente la forma en que te escabullías de la policía y me dejabas con ganas de más. La última noche que te vi únicamente pude divisar tu alargada sombra, seguida por dos oficiales y varios disparos ensordecedores que te bañaron en pétalos rojos. ¡Qué pena que un juego de niños se volviera de adultos tan deprisa!

¡Bienvenido al mundo!

Esbozo de un cochecito
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No quería entrar allí, me daba miedo el hecho de estar a oscuras, no comprender lo que había a mi alrededor. Al final del túnel había una pequeña luz, hacia ese punto mi mirada se dirigió.

—Adelante, no tengas miedo. Estás a nada de conseguirlo voces y más voces se acumulaban en mi cabeza. Los podía divisar, eran personas conocidas para mi subconsciente. Debí cruzármelos alguna vez. Vagamente los empiezo a recordar, pero no forman parte de mi punto de mira. Doy un paso hacia adelante. No pasa nada, parece estar todo bajo control. Me confío y doy otro más. ¿Qué me está pasando? Una leve fuerza me empuja más allá de mi voluntad a continuar hasta la extenuación. Nada parece indicar que vaya a volver a ser como antes.

Dos, tres, cuatro pasos doy y más me acerco a esa luz que me atrae y confunde. ¿Es posible volver atrás? La humedad se siente y no parece que esto vaya a acabar bien. De golpe, oigo un repicar en mi corazón, alguien tira de mí con todas sus fuerzas. Empiezo a recobrar la conciencia, pero ¿dónde estoy?