Mi
pelo enmarañado es una cadena que sostienen quien soy. Aunque
tengo muchas dudas, no pregunto, solo asiento. En una casa que nunca
he sentido como mía finjo ser feliz. Me dicen fea, rara, extraña y
yo siempre con la sonrisa puesta porque las chicas como yo solo
podemos asentir. Aquella que por primera vez osa romper esta
regla se encuentra sola, sin apoyos que puedan comprender que la
corona que lleva encima sigue ahí a la espera de ser descubierta.
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