Mientras
se vestía se detuvo un momento ante el espejo. Inspeccionó primero
su cara, aquella que tantos complejos le había causado de jovencita,
y continuó con su frondosa y extensa cabellera. Esta, de color
azabache, era fiel reflejo de su carácter tenaz, intenso e indomable
y se escondía agazapada tras una suave tela colorida de algodón. Lo
que nadie sabía es lo que ha estado escondiendo tras ese fino velo
hecho arcoíris: miedos, timideces y vergüenzas transformadas
hoy en libertad y belleza.
Fotografia de @vander
Fotografia de @vander