No
quería entrar allí, me daba miedo el hecho de estar a oscuras, no
comprender lo que había a mi alrededor. Al final del túnel había
una pequeña luz, hacia ese punto mi mirada se dirigió.
—Adelante,
no tengas miedo. Estás a nada de conseguirlo —voces
y más voces se acumulaban en mi cabeza. Los podía divisar, eran
personas conocidas para mi subconsciente. Debí cruzármelos alguna
vez. Vagamente los empiezo a recordar, pero no forman parte de mi
punto de mira. Doy un paso hacia adelante. No pasa nada, parece estar
todo bajo control. Me confío y doy otro más. ¿Qué me está
pasando? Una leve fuerza me empuja más allá de mi voluntad a
continuar hasta la extenuación. Nada parece indicar que vaya a
volver a ser como antes.
Dos,
tres, cuatro pasos doy y más me acerco a esa luz que me atrae y
confunde. ¿Es posible volver atrás? La humedad se siente y no
parece que esto vaya a acabar bien. De golpe, oigo un repicar en mi
corazón, alguien tira de mí con todas sus fuerzas. Empiezo a
recobrar la conciencia, pero ¿dónde estoy?