Hace poco más de un mes hice una visita relámpago a Roma de 3 días y 3 noches en los cuales hubo de todo: sorpresa, desconcierto, asombro... Sobre estas impresiones va este post, sobre el cómo me sentí, más que explicar qué lugares visité ya que, vergüenza de mí, era mi primera visita a la capital italiana y fui a todo lo que un guiri de manual iría.
Explicaré básicamente cuáles fueron mis seis impresiones de la ciudad romana, obviamente de la forma más subjetiva posible, dando un toque de realidad al asunto. Hay que decir que pasé por diferentes etapas anímicas durante mi viaje, desde el típico ¡Roma es un caos! a el hombre es capaz de crear cosas extraordinarias.
Mi viaje a Roma pues, se ha compuesto de las siguientes esencias o impresiones que han marcado en mí una sensación difícil de expresar e incluso, en muchos instantes, contradictoria. Aquí os dejo seis de ellas:
- Sorpresa. Éste es uno de los sentimientos más recurrentes que tuve. Me sorprendió lo grande que es la ciudad. Únicamente estuve visitando el casco histórico o centro de la ciudad y el imaginar que había cabida para más versiones de la ciudad romana, me sorprendió. Probablemente, si vuelvo a visitar esta ciudad en un futuro, visitaré zonas menos turísticas para sentirme como otra ciudadana más de esta localidad.
Otra de las cosas que me dejó descolocada fue la cantidad de historia conservada en ella. Uno puede pensar que los siglos pasan por una ciudad tan grande como ésta, arrasando con el pasado, pero este no es el caso. Allí, edificios de todas las épocas conviven y confluyen en un mismo distrito, cada uno con historias la mar de diferentes y seguramente que, más de una vez, interconectadas.
- Desconcierto. No sé qué opinión tener de los romanos, me refiero a que en este viaje he tenido escaso contacto con ellos y no tengo una opinión formada de éstos. Me paro a reflexionar en esto y considero que es triste que haya sido así. Supongo que esto pasa cuando el único lugar que has visitado es el centro neurálgico del turismo nacional. El mayor trato que he tenido con ellos fue bastante desagradable ya que, de buenas a primeras, discutí con dos chicas italianas que no me dejaban acceder al autobús que había contratado previamente por internet.
- Asombro. Por, como ya he dicho anteriormente, la cantidad de monumentos conservados hasta la fecha. Me encantaría conocer más lugares como éste, donde poder ver, con mis propios ojos, vestigios de civilizaciones anteriores a la nuestra, con tal precisión en el detalle que, hasta mis pensamientos pudieran trasladarse en el momento tal o cual en el que sucedió un gran acontecimiento, que culturalmente supuso un cambio en sus vidas.
Arquitectonicamente pude ver iglesias que, a mi parecer, ni el mejor arquitecto del momento hubiera podido imaginar. Está claro que lo que los grandes desean es fusionar utilidad con innovación creando en el visitante una experiencia única y ¡quién sabe si irrepetible!
- Caos. Durante mi estancia allí, me costaba creer que estaba en el primer mundo. Esta reflexión no fue mía, sino el de un chico argentino con el que intercambiaba impresiones sobre la ciudad. Esta frase se quedó grabada en mi mente hasta mi vuelta a Barcelona. Probablemente cómo es la ciudad y sus habitantes no dista mucho de cómo eran los barceloneses hace 30 años. La verdad es que parece una ciudad sin ley en el que lidera el más fuerte aunque creo que los romanos deben estar cansados de tantos turistas y este sentimiento es más que comprensible.
- Suciedad. Tanta gente y pocas papeleras, es lo que tiene. Hay suciedad por todas partes y eso, se nota. Un lugar tan concurrido tiene que tener los deberes hechos en cuanto a limpieza y éste no es el caso. No recuerdo que hubieran papeleras por doquier (ni siquiera bancos para descansar tras largas horas de caminata), lo bueno es que tiene fácil solución.
Ya véis que mis impresiones fueron de lo más variopintas. Por este motivo, recomiendo la visita a esta ciudad ya que, a mi parecer, puede crear distintas opiniones dependiendo de las experiencias vividas en ella y de cómo es uno mismo. Sin más, ya estoy en busca de un nuevo lugar que descubrir y disfrutar.